Insertos en el contexto internacional, los países periféricos no pueden ignorar que cuando el conocimiento deviene el principal factor de poder, los procesos de aprendizaje llegan a ser procesos sociales decisivos y gravitan en la dinámica productivas, en las posibilidades de atender la problemática social, en acentuar o disminuir la desigualdad entre grupos y en la expansión de las capacidades para el desarrollo integral. Este rumbo nos obliga a pensar la educación superior como instrumento de política activa para el desarrollo y nos enfrenta a la postura de los países centrales que pretenden convertirla en un servicio pasible de ser comercializado, como otro bien transable (II Conferencia Mundial de Educación Superior - UNESCO – , París, 2009).

Las Universidades Latinoamericanas, hundiendo sus raíces en la reforma iniciada en Córdoba en 1918, reivindican su función social como misión principal (Segunda Conferencia Regional de Educación Superior (CRES)IESALC-UNESCO, Cartagena de Indias, 2008) y se comprometen a impulsar la democratización del conocimiento al servicio de un nuevo desarrollo integral (Arocena, 2011). Siguiendo estos lineamientos, muchas Universidades públicas de la región (Consejo Interuniversitario Argentino, 2012; AUGM, 2011) han emprendido procesos de reforma tendientes a contribuir a esta democratización, los que incluyen al menos alguno de los siguientes procesos: Expansión territorial; Políticas de acceso; Políticas de retención.

En Uruguay, desde 2005 la Universidad de la República, ha adoptado una línea estratégica de expansión territorial hacia el interior, con el objetivo de abatir la inequidad geográfica y social en el acceso a la educación superior. En el 2007, el Consejo Directivo Central (CDC), propuso la construcción de tres Centros Universitarios Regionales (CENUR) en las zonas Este, Noreste y Litoral oeste del país. Los componentes principales de esta construcción son: i) los Programas de Enseñanza Terciaria (PRET), pensados e implementados como planes estratégicos de desarrollo universitario, en colaboración con todos aquellos actores de cada región dispuestos a sumar esfuerzos (Arocena, 2009) y ii) los Polos de Desarrollo Universitario (PDU), entendidos como “grupos docentes de alta dedicación cuya colaboración resultará imprescindible para desarrollar enseñanza de grado y posgrado, investigación y extensión en torno a un conjunto de ejes temáticos estrechamente interconectados en una misma región” (CDC, 2008).

Se realizaron ya tres llamados a “Polos” o núcleos de investigación dispuestos a realizar trabajo en las tres funciones en alguno de los ejes definidos como prioritarios para cada CENUR, si bien el último aún no se ha terminado de procesar. Es una especie de “política de shock” para formar masa crítica en lugares donde ésta era insuficiente en ciertas áreas o directamente no existía. Así, a la fecha se han financiado 2 grupos para la sede de Paysandú (Polo Agroalimentario Agroindustrial; Psicología Comunitaria); 5 para la sede de Salto, 4 para la región Noreste y 8 para la región Este, los que comprenden 94 cargos con alta calificación y dedicación y a quienes se les exige radicarse en el interior.

La creación de los Centros Regionales por su lado, se inscribe en una estrategia de expansión territorial a partir de las sedes ya existentes, algunas de las cuales se verán forzadas a unirse con un criterio regional, en tanto otras apenas han sido creadas. Entonces, la realizad de las tres regiones definidas es muy diferente: i) por un lado en el Litoral Oeste, contra el Río Uruguay, se encuentran las sedes de Paysandú y Salto, las más antiguas del país, que contaban, al comenzar estas políticas, con una masa crítica local relativa, equipos docentes numerosos pero de baja dedicación y jerarquización de la función de enseñanza frente a la investigación y la extensión; ii) las sedes de la región Noreste, de más reciente creación, con escasa actividad académica y reducida masa crítica local; y por último la región Este que ingresó a la vida universitaria con el impulso de estas políticas de regionalización y cuyo origen institucional coincide con la llegada de los grupos de los “Polos”.

El cronograma ahora nos pone frente al desafío de concretar los CENUR, es decir elegir sus autoridades, al mismo tiempo que toda la Universidad renueva las suyas. A mediados de 2014, se instalará la nueva Asamblea General del Claustro, la que deberá nombrar un nuevo Rector.

De acuerdo a los avances ya realizados, en el Litoral Oeste se propone el siguiente cronograma:

1) Realizar una elección en el segundo semestre de 2012, para renovar la una Comisión Directiva (CD) del CUP.

2) En la misma fecha se elegirá una Asamblea Asesora de la CD del CUP, con composición similar a la del Claustro de Regional Norte, que deberá colaborar en temas preparatorios a la conformación del CENUR tales como el Programa Regional de Enseñanza Terciaria y la Estructura Académica del futuro CENUR, entre otras.

3) Reunir al Claustro de Regional Norte y la Asamblea Asesora de la CD del CUP para que trabajen durante 2013 en la preparación del CENUR.

4) Recabar al menos tres nombres de reconocido prestigio para constituir una Comisión Electoral en cada CENUR con la participación de la Dirección General de Jurídica.

Estos son los desafíos que en el corto plazo los universitarios de Paysandú nos veremos enfrentados.