En el 2004, en diciembre, en uno de esos días de calor apoteósico, en la sala del CUP sesionó el Consejo Directivo Central y resolvió que el interior debía ser un capítulo del Plan Estratégico de la Universidad y que la institución debía tomarse en serio de que era “de la República”. A partir de ahí, con la conformación de la Comisión Gestora de la Descentralización, empezaron a existir líneas políticas de desarrollo de la Universidad en el interior y sin dudas, se definieron y concretaron, a partir de su contextualización en los postulados de la 2ª. Reforma y la definición de sus instrumentos: el Programa Regional de Enseñanza Terciaria (PRET) y los Polos de Desarrollo Universitario (PDU). Pasamos de hablar de descentralización a hablar de regionalización, construcción de un Sistema Nacional Enseñanza Terciaria y a trabajar en los Programas Regionales y los PDU. Durante 2007 y 2008 en el CUP un equipo docente integrado por todos los servicios radicados, elaboró nuestro PRET o Plan de Desarrollo de la Universidad en Pdú. En el que se definieron 3 caminos, 3 vertientes por donde se iba a transitar para llevar adelante esta construcción:

lo Agroalimetario Agroindustrial, como una síntesis entre las capacidades de Paysandú como ciudad agroindustrial, lo que le otorga un perfil distintivo dentro del interior del país, y la rica historia universitaria de las Ciencias Agrarias.

Por otro lado, con base en la larga trayectoria de los servicios de salud, principalmente en las funciones de enseñanza y extensión, y de cara a la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud, pensamos otro eje que integrara: la acumulación en formaciones en salud, pero con un enfoque extramuros y que priorizara la salud, en sentido positivo, antes que la enfermedad.

Por último, con un fuerte componente identitario para esta región del litoral, pensamos un Programa que llamamos Cultura del Río y que articula ejes, sociales, productivos y culturales.

En ese camino hemos seguido: se han profundizado esas líneas, se han radicado docentes en los PDU, que son los protagonistas de ponerle carne a esos ejes definidos; se ha mejorado mucho mucho en infraestructura edilicia y en las condiciones de estudio y trabajo; han aumentado la oportunidades de estudio para miles de jóvenes del interior con una oferta de carreras que, en general, cubre todas las áreas del conocimiento, incorporando los cambios fundamentales que orientan la segunda reforma como es la curricularización de la extensión, la incorporación del estudiante a la investigación y extensión desde etapas tempranas, el reconocimiento de saberes que no sólo vienen de la currícula, la incorporación de TICs, etc., etc.

Y la reflexión para mí es que: en tanto escuchamos que la Universidad es una institución lenta, casi paquidérmica en la toma de decisiones, y que es reacia a cambiar o a aceptar cambios, todo esto que acabo de decir se hizo en 5 años y se hizo a través de un trabajo de reflexión y discusión de la propia Universidad. Fue un cambio de adentro hacia afuera, a través de un proceso de revisión y autocrítica sensibles, por supuesto, a los requerimientos del país y a las demandas de la sociedad hacia su mayor casa de estudios.

Entonces, en 5 años pasamos de no más de 15 carreras que se podían estudiar en el interior a alrededor de 60, distribuidas en distintos puntos del país. De escasas decenas de docentes radicados, principalmente en Salto y Paysandú, también a un centenar y miles de metros cuadrados construidos y miles de becas estudiantiles distribuidas. Todo ello asociado a un incremento en el movimiento económico y social que estas actividades generan y que las vuelven verdaderos motores del desarrollo local.

Y esto no es sólo una enumeración cuantitativa, es también un cambio conceptual, que tiene que ver con flexibilización de la currícula, formas de enseñanza que no responden a la clásica visión de carrera “tubo”, de mejor utilización de recursos docentes y complementariedad en el uso de recursos, no sólo entre Facultades de la Universidad, sino con otras instituciones de enseñanza como son las de ANEP, y el convencimiento de que la tarea de universalizar la educación Terciaria debía llevarse adelante por un Sistema de Educación y no por una sola institución.

Ahora, en ese camino de racionalización de recursos y bajo un enfoque de pertinencia necesitamos pasar de una mirada de Centro Universitario asociado a una ciudad, a una capital departamental, debemos pasar a una visión regional de trabajo y llegamos entonces hasta aquí: al día de hoy, que yo decía al empezar, que podría constituirse en un hito de este proceso, porque acabamos de investir como autoridades a los universitarios electos por el colectivo para pensar este desarrollo para adelante en clave regional, en conjunto con los Universitarios de Salto e integrando también a los compañeros de Río Negro.

Tenemos el desafío de construir un nuevo Programa de Desarrollo pero no ya para Paysandú sino para la región del Litoral Norte del país y deberá hacerse en unos meses: será un trabajo intenso pero breve y seguramente fructífero. La Asamblea Asesora deberá discutir y elaborar este plan en tanto la Comisión Directiva, a través de la Comisión Intersede, deberá timonear el proceso. Los compañeros electos tienen la oportunidad de elaborar un proyecto académico desde una perspectiva que involucre todas las miradas y será con seguridad un trabajo a la vez creativo y formativo, rico en los intercambios con los miembros de los tres órdenes.

Entonces, les agradezco que hayan aceptado volverse protagonistas activos de este camino, que hayan decidido dejar parte de su tiempo en esta elaboración, ya que sólo la participación de Uds. asegurará fortaleza en el proyecto; pero por encima de todo los felicito por haber aceptado el desafío.