Con amplia participación se realizó taller interinstitucional sobre inundaciones
En materia de expectativas el relevamiento en las áreas afectadas deja como resultado que las personas con menor antiguedad en los barrios afectados son quienes en mayor medida han considerado la posibilidad de irse; por ejemplo, entre quienes hace menos de cinco años que viven en la zona el 81% ha considerado mudarse. Asimismo, a la pregunta con cúal de éstas frases identifica el evento un 26% de los consultados respondió: una inundación más, como las anteriores, un 25% asignó a una fatalidad del destino o de un poder superior y el 23% considera que es algo que se podía haber evitado. En cuanto a la percepción de la inundación el 39% de los vecinos considera que su barrio es un buen lugar para vivir, el 27% que es un lugar regular, el 33 que es un mal lugar, el 69% tiene voluntad de mudarse y el 31% enfatiza en su voluntad de quedarse donde vive.
Entre las soluciones propuestas por los vecinos se destacan las acciones asociadas a las políticas públicas de vivienda y ordenamiento territorial con más del 50% de las expresiones relevadas.
Emerge una situación preexistente
El arquitecto Pablo Sierra, integrante del GGIR explicó que el trabajo realizado se divide en dos momentos. Una primera etapa en la que se ubica el relevamiento propiamente dicho que fue coordinado por la Unidad de Extensión del Centro Universitario de Paysandú: se hizo un censo vivienda a vivienda de las características edilicias y del grupo familiar”, indicó. Y agregó que a posteriori “se realizó una profundización del estudio con enfasis en el componente ambiental, en el desarrollo local, en género y en la variable económica”.
A partir de ambas tareas se concluye que la inundación “hace emerger una situación de vulnerabilidad pre existente, la situación adquiere significación en el evento inundación pero tiene causas estructurales que vienen de antes y van a continuar una vez concluida. Por ello es que nos proponemos trabajar en la gestión del riesgo desde una mirada integral”, explicó Sierra.
Puntualizó que fundamentalmente en Paysandú y Salto, la de noviembre del año pasado “fue una inundación extrarodinaria para la ciudad de Paysandú, un evento de baja recurrencia que afectó sectores que normalmente no son afectados por la inundación y que hizo mucho más grave la situación de los más vulnerables”.
Características particulares
Por su parte la pscióloga Graciela Loarche, indicó que debido a que no existe una forma ideal de gestionar el riesgo se hizo un estudio puntual en cada departamento para ver las características particulares que permitan emprender acciones específicas. “Más allá de que somos un país chiquito tenemos diferencias culturales por zona y formas de vivir diferentes. El estudio trata de tener datos sobre la vulnerabilidad, no solamente la socioeconómica, sino sobre la vulnerabilidad actitudinal y participativa, sobre la confianza en las instituciones y las posibles promesas acerca de vivir en un lugar mejor que hacen cuestarriba la posibilidad de que la población se apropie de proyectos de vivienda”, explicitó.
Dijo que son aspectos que necesitan ser trabajados, “no basta solo con dar vivienda sino que hay que ver el tema de arraigo, las historias familiares y colectivas del barrio, el tema del trabajo y cuanto se arriesga mudándose a otro lugar, de qué se tienen que hacer cargo si mudan a un lugar mejor y si se pueden hacer cargo de eso”. Desde su especificidad técnica reafirmó que “cualquier trabajo que se emprenda debe ser desde el inicio construido con las personas” y enfatizó en que “tener conocimiento de las distintas variables que inciden mitiga de alguna manera el daño que una política de gestión del riesgo puede tener en relación a la población”.
Que la información circule
El objetivo de la Universidad “es que la información circule en los lugares de desición”, enfatizaron. Con esa finalidad se presentó la síntesis de lo avanzado y se anunció que el informe final, que integrará lo recabado en el taller interinstitucional realizado, estará pronto en el mes de marzo de 2011.
“Nosotros estaremos a disposición pero será el propio departamento el que tome el desafío de buscar por donde seguir y que hacer con la información porque es información que la propia ciudad generó”, remarcaron.